miércoles, 30 de diciembre de 2009

Manco Capac y José Arcadio Buendía

Había una vez un pueblo denominado aimara, provenientes del norte de Argentina, lo que ahora conocemos como Tucumán, y del norte de Chile, hoy Coquimbo. Este pueblo inquietado por lo agreste de su medio ambiente, busca abrirse campo hacia el norte, con la intención de invadir y conquistar nuevos pueblos. En su empresa, llegan al pueblo altiplánico de Taipicala, lo que años después seria llamado Tiahuanaco. Ahí, los aimaras hacen posesión de todo el territorio, obligando al pueblo de Taipicala abandonar sus dominios.

En la huída del pueblo de Taipicala, se internaron en las aguas del lago Titicaca, en busca de nuevas tierras donde refundar su pueblo. En esas islas flotantes del lago permanecieron por algún tiempo, hasta que su pasado nuevamente los alcanzó. Los aimaras en su afán conquistador, llegaron al lago y obligaron a los Taipicala a escapar.

El pueblo necesitaba un ejército fuerte, conquistador, para ganar terreno al noroeste de esas tierras. No podían vivir escapando.

Al poco tiempo llegaron al reino de Tamputoco. Aquí nació Manco Capac, en medio del éxodo por buscar nuevas tierras. Pasaron muchos años para que, frente al crecimiento demográfico, el reino de Tamputoco obligue a los Taipicala a reubicarse en otro lugar. Cabe mencionar que este desalojo fue pacifico.

Para esto Manco Capac crece y se hace líder de un grupo considerable de familias. Este grupo sigue su marcha hasta llegar al pueblo de Huanacancha. Aquí Manco Capac conoce a Mama Ocllo, se casan y viven en ese lugar por algunos años.

La búsqueda del nuevo reino de Taipicala no tenia tregua. Manco Capac y su esposa Mama Ocllo lideraban la nueva búsqueda, ya que no se podían quedar en Huanacancha. Llegaron al pequeño reino de Pallata donde nació Sinchi Roca, el primogénito de Manco Capac y Mama Ocllo. Para entonces ya contaban con un ejército considerable, por eso, vieron con buenos ojos el reino del Cusco y decidieron asentarse ahí definitivamente. Bajo el poder de la fuerza, obligaron a los pequeños pueblos aledaños a adherirse a los Taipicala, también usaron el matrimonio como alianzas, ya que Manco Capac casó a algunas Taipicalas con los líderes de cada pueblo conquistado.

Poco a poco los Taipicalas fueron ganando poder y se hicieron dueños del señorío del Cusco, a pesar que todavía tenían enemigos, sobretodo los Ayamarcas, pero Manco Capac y su ejército lograron imponerse. Con el paso del tiempo, los Taipicalas fueron llamados Incas.

José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán escaparon de su pueblo por la presencia fantasmal de Prudencio Aguilar, quien fuera asesinado por José Arcadio después de una pelea de gallos. Fue entonces que los Buendía y los más aventureros del pueblo fueron en busca de la tierra que nadie les prometió. Aquí vemos una semejanza con el pueblo de Taipicala, ya que ambas escapaban de sus terrenos por una razón inmanejable. Los Buendía se internaron en la sierra y en el camino nació el primogénito de la familia. Mama Ocllo trajo al mundo a Sinchi Roca camino al Cusco. En la empresa por buscar un nuevo hogar cerca al mar, los Buendía se dieron con la irrefutable realidad de que nunca llegarían a su destino. Fue entonces cuando decidieron fundar una aldea cerca al rio llamada Macondo.

Macondo era una aldea ejemplar fundada por los Buendía y un puñado de aventureros, seguidores de José Arcadio. No tuvieron que conquistar a nadie porque el lugar estaba en medio de la sierra. Aquí podemos marcar una diferencia con los Taipicalas, ya que ellos tenían que invadir a base de fuerza, con Manco Capac a la cabeza.

José Arcadio era el líder de Macondo. Dirigió la construcción de las casas y vio la distribución de la pequeña aldea. Manco Capac encabezó la unión entre los Taipicalas y los pueblos invadidos, con la intensión de hacerlos partes del nuevo imperio.

Podemos llegar a la conclusión de que la fundación de Macondo tiene un tono de leyenda, una especie de fábula donde todo puede ocurrir. García Márquez alguna vez dijo que deseaba escribir una novela donde todo el relato ocurriera en una casa, pero se dio cuenta que era imposible, por eso necesitaba crear un mundo, una aldea, para echar a andar su proyecto. Para entender a la Historia, a veces necesitamos de las leyendas para explicarnos cómo Manco Capac y Mama Ocllo pudieron viajar por el altiplano, llegar al Cusco y fundarlo. Una herramienta mítica de la que también hace uso García Márquez para comenzar una historia donde lo imposible se convierte en cotidiano y donde nunca jamás está a la vuelta de la esquina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario