Eduardo: Me molesta que hables de tus ex.
Ana: Sólo fue un comentario tonto.
Eduardo: Haré tantos comentarios tontos que te rayaré la cabeza y no podrás dormir.
Ana: Perdóname amor. Soy una engreída y me molesta que no pueda cambiar eso.
Eduardo: Es que realmente no crees que estas actuando mal, sólo quieres cambiar por complacerme.
Ana: Es que te amo mucho, como nunca he amado a nadie.
Eduardo: No parece. Porque siento que jodemos la relación con cada conversación que tenemos.
Ana: No digas eso. ¿Acaso no me amas?
Eduardo: Si te amo. Me importas y por eso me llega que hagas comentarios tontos.
Ana: Tienes razón. Soy una tonta.
Eduardo: No es para tanto.
Ana baja la cabeza y llora. Eduardo la consuela con un abrazo y un beso en la frente.
Sofía: ¿No me puedes perdonar que haya tomado unos tragos con los amigos de mi hermana?
Sergio: No tengo nada que perdonarte, es tu vida. Además no es novedoso para mí verte o escucharte con tragos encima.
Sofía: ¡Eres un patán! ¿Cómo vas a decirme eso? Siempre me sacas en cara todo lo que hago. No tomas en cuenta lo difícil que es para mí vivir tan lejos de ti.
Sergio: Haz lo que quieras con tu vida. No me importa.
Sofía: ¿Ya no te importo? ¿Recién me lo dices?
Sergio: Si tomas no deberías escribirme.
Sofía: Pero tú me escribiste reclamando que no te escribía. ¿Quién te entiende?
Sergio: Si quiero que me escribas, pero no borracha.
Sofía: ¡No me digas borracha! sólo tomé unos vasos de wisky con mi hermana y sus amigos. No tiene nada de malo que me divierta en mis tristes días en Paris.
Sergio: Ya te dije. Haz lo que quieras.
Sofía se queda en silencio. Sergio piensa que está gastando su línea telefónica en vano.
Elvira: Javier necesito un favor.
Javier: Milagro que me escribes. Dime.
Elvira: Mi DNI ha expirado y necesito cobrar un cheque. ¿Crees que puedas ayudarme?
Javier: Anda a mi agencia y te pago el cheque.
Elvira: ¿De verdad?
Javier: Claro. Pero, tú sabes cómo tienes que pagar el favor.
Elvira: ¿Cómo?
Javier: No te hagas. Sabes de lo que hablo. Nos encontramos en el lugar de siempre.
Elvira: ¡Ay! ¡No cambias! No, contigo ya no pasa nada. Tengo muy malos recuerdos contigo en ese lugar.
Javier: ¿De verdad? Entonces déjame reivindicarme.
Elvira: No. Pero no me niegues el favor pues. De verdad necesito cobrar ese cheque.
Javier: Ya sabes cuál es el precio.
Elvira: ¿Estás hablando enserio? No me obligues a buscar a otra persona.
Javier no responde, le duele que Elvira haya dicho que no tiene buenos recuerdos de él. Elvira está en un hotel con su novio, preguntándose cómo va a cobrar su cheque.
Joaquín: Ven a mi casa, yo te pago el taxi.
Alejandra: Ya es muy tarde. Estoy en mi cama a punto de dormir.
Joaquín: No importa, cámbiate y ven a mi casa. Después vamos a un lugar donde podamos estar solos.
Alejandra: ¿A dónde?
Joaquín: A un lugar donde podamos ver televisión, sacarnos los zapatos y conversar echados sin preocuparnos de las formas, el tiempo y el frío.
Alejandra: ¿Quieres ir a un hotel?
Joaquín: Puede ser. ¿Tú quieres?
Alejandra: Si quieres vamos, pero yo sé que no va a pasar nada.
Joaquín: ¿Por qué estas tan segura?
Alejandra: Porque no quiero tener sexo contigo.
Joaquín: De acuerdo, pero toma el taxi y vamos a un hotel. Quiero verte.
Alejandra: Hoy no. Mejor dejémoslo para otro día.
Joaquín: ¿A qué tienes miedo?
Alejandra: A nada, pequeño.
Joaquín: Te espero entonces. Tengo muchas ganas de verte.
Alejandra: Entonces imagínate que estoy ahí, duerme, sueña conmigo y nos vemos otro día.
Alejandra se queda dormida. Joaquín no duerme pensando en ella.
Mamá: Deberías volver a la universidad.
Sergio: No quiero hablar de eso.
Mamá: No haces nada por la vida.
Sergio: Mamá, se supone que soy escritor.
Mamá: ¿Supones? ¿Eres o no eres?.
Sergio: No lo sé. ¿Lo soy?
Mamá: Nunca sabes lo que quieres. ¿Cuándo será el día que encamines tu vida?
Sergio: Mi vida tenía un camino, pero el camino me lleva muy lejos.
Mamá: ¿A dónde lleva tu camino?
Sergio: A Paris.
Mamá: ¡Ay! Olvídate de Sofía. No tienes nada que ofrecerle, serías una carga para ella.
Sergio: Pero ya terminé mi novela y voy a publicarla.
Mamá: Cuando la publiques hablamos.
Sergio: ¿No crees en mí, no?
Mamá: Claro que creo en ti, hijo. Pero mejor regresa a la universidad y termina ingeniería.
Francisca: ¿Tienes el teléfono de José o de Luís?
Eduardo: No.
Francisca: ¿Qué pasa? ¿Por qué me contestas así?
Eduardo: ¿Así cómo?
Francisca: Sólo te pido el teléfono de los chicos porque hoy vamos a salir a bailar y quiero confirmar la cita.
Eduardo: No tengo el número de nadie. Busca en la guía telefónica.
Francisca: Eres un grosero. ¡Infeliz!
Eduardo: Espero que te diviertas. Lástima que a mí siempre me niegas una salida.
Francisca: No es verdad.
Eduardo: No me digas nada. Baila todo lo que puedas.
Francisca: No te molestes. Te prometo que pronto saldremos tú y yo.
Eduardo se queda callado. Sabe que no es verdad, que su chica lo ve como un amigo conveniente, sin compromiso, sin amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario