viernes, 6 de junio de 2008

La mujer de mi vida

Todo comenzó un 27 de junio de 1985, cuando al medio día conocí a mi madre. Pesé 3.8 kilos y medí casi 50 centímetros. Soy el primogénito de la mujer que me permitió vivir y por consiguiente el hijo que más dolor causó al momento del alumbramiento. Mis primeros días al lado de mi madre fueron de mucha angustia. Nací con un diámetro cerebral fuera de los límites normales y eso hizo que me internaran por tres semanas debido a una supuesta hidrocefalia. Mi madre prácticamente no salió del hospital, porque entre revisiones y revisiones terminé quedándome en el sanatorio donde nací. La mujer de mi vida sufrió mucho esas tres semanas ya que su primer hijo estaba a punto de morir producto de una mal formación al momento de nacer. Después de muchos estudios y análisis, descubrieron que mi mal no era más que algunos centímetros fuera de lo normal, centímetros que provocarían que mi apodo de grande sea: ‘cabezón’. Antes del primer año me enfermé muchas veces y varias de esas terminé hospitalizado. A pesar de tener una cabeza bastante grande en comparación con los bebes de mi edad y de haber nacido pesando casi cuatro kilos, tenía problemas respiratorios y alérgicos. De alguna manera fui el aprendizaje de mi madre, fui el experimento, el manual de uso de una mujer novata en temas de maternidad. Aprendí a caminar casi al año y dejé el biberón al año y medio. Mi madre dice que era un bebe inteligente y entendía que lo mejor era tomar la leche en taza. Miraba mucha televisión, y gracias a mi buena memoria, podía acordarme de los comerciales más llamativos, haciendo que, en el momento que estaba en brazos de mi madre fuera de casa, hiciera las veces de niño genio al señalar los anuncios publicitarios, los mismos que veía por televisión. La gente extraña pensaba que había aprendido a leer con tan solo dos años, pero era mentira, lo que me hacía diferente era mi buena memoria.
Mi madre me llevaba al colegio todos los días. En la temporada que vivimos en Huancayo era la que siempre me preparaba una lonchera llena de manzanas y de leche fresca. Todos mis amigos de preescolar se burlaban de mi fascinación por la manzana. Todos los días manzana, o cualquiera de sus derivados. En Lima, mi madre cruzaba todos los días, esa larga avenida en el distrito de San Martín de Porras, llamada la avenida Perú, para recogerme del colegio San Antonio donde cursaba el primer grado de primaria. Eran días felices, donde mi madre me había inculcado el amor por el estudio y sólo me dejaba descansar hasta las tres de la tarde, hora en la que comenzaba mis tareas escolares. Gracias a mi madre siempre fui un alumno promedio. Mi madre me enseñó a respetar a mis compañeros de clase y a siempre guardar silencio cuando una persona mayor está hablando, como es el caso del profesor en su hora de clase. Mi madre siempre me incentivó el amor a Dios y a todo lo divino. Mi madre siempre me enseño a no mentir, aunque terminé siendo un mentiroso. Mi madre me ayudaba en mis composiciones, en mis trabajos de arte, en mis cuestionarios de ingles, en mis preguntas de lenguaje. Mi madre siempre odió las matemáticas, y las sigue odiando. Mi madre me enseñó a decir gracias. Mi madre me enseñó a pedir disculpas. Mi madre me acompañó a todas mis reuniones de padres de familia. Mi madre me vio jugar todos los campeonatos de fútbol que viví con emoción. Mi madre siempre estuvo ahí durante toda mi niñez, toda mi pubertad y toda mi adolescencia. Mi madre me cambiaba los paños fríos cuando tenía fiebre. Mi madre preparaba los mejores alimentos para cuando mis amigos iban a casa a jugar o a estudiar un rato. Mi madre le abrió las puertas a mi primera novia y la trató como hubiese querido que la tratasen a ella cuando vivió lo mismo. Mi madre estuvo conmigo cuando dejé la universidad por un caso de fuerza mayor: el no poder pasar los cursos. Mi madre siempre discrepa conmigo, pero por lo menos me escucha. Mi madre siempre llora, pero lo hace por mí. Mi madre jugaba conmigo a las cartas en los viajes a ICA, donde fui muy feliz. Mi madre es mi cómplice, mi consejera, la primera mujer que leyó un poema mío, la primera que me dio su aliento, la primera que me dio su amor, la primera que me dio de comer, la primera que me dio un beso, la primera que me alivió el dolor, la primera que me curó las heridas, la primera que me dio todo lo que un ser humano necesita para no morir sin valores. Mi madre ahora es mi amiga. Seguimos amándonos como antes, seguimos peleándonos como antes, seguimos pensando como antes, seguimos creciendo como antes. Y es verdad, que una vez escuche la frase que dice: uno aprende a ser hijo cuando es adulto. Pues yo digo que uno nunca aprende a ser hijo, porque nunca nada es suficiente para dar gracias y lograr hacer feliz a una madre.
Gracias mamá. Te amo.

1 comentario:

  1. "yo amo a mi mami"...pero tu simplementes la idolatras....leo muy atenta tus escritos...podria guardarlos todos en mi memoria como un ejemplo de lo complicado pero hermoso, de lo niño grande e inconsolado que te muestras con respecto a las mujeres el amor y las relaciones...yo por el contrario,a pesar de haberlo entendido todo y compartir muchas de tus comprensiones sobre el tema, soy mucho mas positiva...optimista mas soñadora...la verdad no se si para bien...no se si pensar asi sera bueno o no...y sinceramente no me importa...pierdo cuidado al asomarse el temor de estar siendo engañada por mi propia voluntad de creer en el amor...de seguir confiando....porke verdaderamente no me importa...solo kiero vivir y dentro de todo, ser feliz...se ke se puede...jaaa..hasta parezco salida de los comerciales al acercarse un mundial de futbol keriendo hacer creer al credulo hincha ke si se puede confiar en el futbol peruano "jaa...."...en verdad no me importa...sigo firme en mi decision de seguir creyendo en el amor...de seguir pensando ke existe esa persona para mi....si no la encuentro hasta el final de mi menopausia...deseo creer ke hay un hombre ke tampoco pudo encontrar una mujer como yo....jajajaaa...en fin...en todo lo positivo ke hay en la vida deseo creer...besos!

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